Tarwi, inversiones y biodiversidad
Luis
Ginocchio Balcázar
En octubre pasado escribimos una nota sobre un proyecto de
la cooperación de Italia en Ancash. Se informaba de una planta de procesamiento de tarwi (Lupinus mutabilis) en
Caraz (Huaylas) que retirará las notas amargas
de este gran alimento a partir de los chochos orgánicos de la cooperativa ‘La
Perla de los Andes’. El proyecto es promovido por la Fundación Árbol de la Vida
Onlus con un aporte de la Agencia
Italiana de Cooperación.
El objetivo de este proyecto
piloto es fortalecer la cadena de valor del tarwi orgánico tomando como punto
de partida la planta de Huaylas para su procesamiento agroindustrial en el Perú.
Por un lado, mediante la más avanzada tecnología europea se busca por primera
vez reducir el contenido de alcaloides (amargor) del tarwi a través de la aplicación
de una tecnología especialmente desarrollada, tanto para producción en campo
como para su agroindustria. De otro lado, gracias a la tecnología digital se
pretende fortalecer el proceso de trasformación del grano en harina y responder
a una demanda creciente del mercado nacional e internacional para productos orgánicos,
vegetarianos, veganos, libres de gluten y altamente proteicos (la harina de
tarwi tiene hasta 50 % de proteína), marcando el camino hacia el remplazo de la
soya y la sostenibilidad ambiental.
En la zona de
influencia el impacto social hace referencia al mejoramiento de los estándares
de vida de los agricultores familiares que viven entre los 2500/3000 y 5000
metros de altitud y que se encuentran en el quinto quintil de pobreza. No solo
a través de la producción orgánica del tarwi los campesinos andinos mejoran significativamente
sus ingresos (la harina de tarwi se vende en el mercado de Lima a 30 soles el
medio kilogramo a través de una cooperativa ya constituida), sino también el
tarwi es un cultivo que fija nitrógeno en el suelo (cuidado de recursos
naturales y medio ambiente). Y se fomenta la seguridad alimentaria gracias al
consumo de un producto tradicional en la dieta de los Andes peruanos. Sin
olvidar las posibilidades de desarrollo de productos intensivos en tecnología
como sus derivados de alto contenido proteico.
En resumen, su
producción y transformación representa para la región Ancash una alternativa de
empleo y producción sostenible y de paso, una respuesta positiva a la migración
de jóvenes del campo a las ciudades. Al mismo tiempo, el tarwi por primera vez
ha sido introducido en el programa Qali Warma
como insumo en el marco de lucha contra la anemia y la desnutrición crónica
infantil y su cultivo ha sido priorizado por el MINAGRI.
A la fecha, la planta de procesamiento está afinando
sus protocolos técnicos habiendo sido necesario mayor tiempo que el previsto
para establecer los niveles óptimos de operación. En esta etapa decisiva del proyecto
se requiere un empuje financiero adicional. Por eso, la fundación Onlus se
encuentra a la búsqueda de una entidad de vanguardia que apoye este tramo final
de lo que será una insignia del uso sostenible de la diversidad biológica y de la enorme
variabilidad genética dentro de cada especie, el verdadero tesoro de Perú.
La paradoja es que esa riqueza se mantenga aún como potencial.
Lima, 09 Jul 2019
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Lima, 09 Jul 2019
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