Innovación agroalimentaria, lo único y lo diverso



Luis Ginocchio Balcázar

A inicios de 2019 se comentó en este blog la realización en Sao Paulo de la segunda conferencia FRU.TO, organizada por el chef Alex Atala y su instituto de promoción e investigación agroalimentaria gastronómica, Atá. Quienes participamos en la primera edición de FRU.TO comprobamos el enfoque de una gastronomía integradora de la cultura, la política, la ciencia y la tecnología, los productores y procesadores de los más variados ecosistemas, los consumidores y cocineros del mundo. Y sin duda, los negocios.

Quedó muy claro que es fundamental estudiar los sistemas agroalimentarios desde la mirada de los consumidores, que están esperando productos más sanos y confiables, amigables con el medio ambiente e interesados por conocer quién los cultivó y cosechó. Las tradiciones culturales comienzan a ser revalorizadas y el tema de la disponibilidad e idoneidad de los alimentos se incorpora en las agendas de los gobiernos, en especial de los municipios.

En la misma línea de FRU.TO hoy comentamos la nota escrita por el chef ítalo brasilero Roberto Smeraldi, en una de sus columnas en el diario ‘O Estado de Sao Paulo’, donde se pregunta sobre si los productos que imitan a la carne (sucedáneos de ese alimento) son favorables a la sostenibilidad del planeta (‘Estadão’, 19.6.2019).

Smeraldi es un destacado promotor de la cocina sostenible y la biodiversidad amazónica, además de periodista, difusor internacional de la gastronomía y Vice Presidente del Instituto Atá. Afirma que teniendo Brasil más de doscientas variedades de frijoles y yucas, la comida vegetariana más difundida allá es la hamburguesa elaborada con menestras (leguminosas). Y que, si bien la forma en que se produce carne sigue siendo insostenible y su consumo no muy saludable, el chef se pregunta si depender de bases vegetales altamente procesadas para imitar la carne molida es una opción beneficiosa para la salud y el medio ambiente.

Como ejemplo, Smeraldi cita un ingrediente que abunda en los ríos amazónicos, la majestuosa ‘victoria regia’ que preparó con el apoyo de una distinguida cocinera amazónica, en un plato con cinco texturas distintas, pétalos aterciopelados, palomitas de maíz, bistec al vapor, pepinillos y fritos crujientes. Todo ello sazonado con una mayonesa de aceite de castaña salpicado por encima con polen de abejas ‘uruçu’ amarillas.

El chef reflexiona sobre una paradoja, que, a pesar del creciente atractivo contemporáneo del vegetarianismo, se carece de una nueva generación de cocineros que se dediquen a investigar y valorar el ingrediente vegetal. Y en un país con más de mil plantas alimenticias no convencionales como Brasil, es para pensar.

Muy similar a lo que ocurre en Perú: la falta de una comida peruana rápida y saludable que podría aportar a la alimentación masiva en estos tiempos de gran urbanización, en que comer sano se ha vuelto más difícil. Y de paso, con la reformulación de los platos de nuestra cocina que trae el proyecto, se creará nueva demanda para ingredientes de la agrobiodiversidad como nuestras papas, ajíes, pallares y otros, a convertirse en bases para la preparación de los platos rápidos y saludables.

De ese modo tanto los Comedores Populares (más de 13,000 en Perú) y los restaurantes en sus diferentes vertientes, nacionales y del extranjero, podrán beneficiarse con este nuevo camino para los negocios agroalimentarios. Por cierto, estas ideas surgieron en APEGA con Mariano Valderrama a la cabeza.

Se puede apreciar que la industria alimentaria, como parte de las cadenas agroalimentarias gastronómicas, tiene al frente un reto enorme: responder a la confianza de sectores de consumidores que dudan de un adecuado balance entre rentabilidad y respeto al consumidor. Y enarbolar el emblema de la diversidad biológica como una gran oportunidad, tanto la agrobiodiversidad (cultivos que la agricultura ofrece) y también las especies con potencial poco difundidas que exigen inversiones en investigación y creación de nuevo conocimiento.   

Para Perú los sistemas agroalimentarios gastronómicos deberían ser prioridad ya que, por la unicidad de sus climas, diversidad y variabilidad genética dentro de las especies, los productos elaborados con las frutas, hortalizas y otros vegetales cultivados en el Perú, poseen calidades incomparables.

Perú, lo único y lo diverso, base de la competitividad de varias industrias a crearse y algunas a fortalecerse. Una agricultura bien planteada, industriales sintonizados con los consumidores, sin temor a invertir en ciencia, tecnología e innovación, un Estado que esté cerca para levantar las barreras que impiden diversificar la producción nacional. Una academia a la altura de esta hora de reconversión productiva. Una juventud más lectora y dedicada a conocer mejor su territorio y potencialidades. 

Lima, 03 Jul 2019
 

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