Reactivación y emergencia del empleo y la salud
Luis Ginocchio Balcázar
La
situación por la que atraviesa el país es muy delicada. A la pérdida de varios
millones de empleos (se estima en más de 3 millones sobre una población
empleada de 16) debido a la pandemia, sobrevino una crisis alimentaria para
millones de connacionales de las ciudades y de los sectores más débiles de la
sociedad.
El esquema
de solo 4 millones de empleos formales y el resto en la economía informal colapsó
y mostró con dramatismo la debilidad de la economía peruana para generar
empleos en condiciones mínimas de integridad. Ello le otorga a la recuperación
del empleo el número uno empatando con salud pública. Veamos más.
1.- Cruzada
contra el hambre. Las personas con menores ingresos afectadas por la crisis de demanda
(caída de ventas) por la pandemia organizan ollas comunes. Ahora, con la
carestía de insumos (gas y combustibles) y alimentos (aceite comestible y
grasas, pan y harinas, pollo y otros) es prioritario abastecer a estas familias
en estado de alarma que se agrava día a día.
2.- Empleo
temporal e ingresos familiares. Estos son los momentos en los que hay que ser
muy creativo para desde el Estado diseñar programas de empleo masivo, que
permitan que centenares de miles de hogares cuenten con ingresos para atender
sus necesidades básicas. Todo ello en coordinación con los gobiernos regionales
y locales mientras superamos el ‘bajón’ económico.
3.- Producción
intensiva en empleo. En el reacomodo de las potencias exportadoras -especialmente
del Asia- de bienes elaborados que literalmente ‘inundan’ los mercados del país
a precios muy bajos, el sector productivo nacional de propiedad difundida (industrias
de ropa, calzado y mueble) que crea mucho empleo, está amenazado y requiere salvaguardas
dentro de las normas de la OMC.
4.-
Estimular inversiones que generen empleo. Es urgente un pacto nacional por la
reactivación de la producción y el empleo a ser firmado por empresarios, estado
y sociedad civil. De este modo, se recuperará la economía con base a la
reanimación del consumo y la producción nacional, recuperando una base sólida de
lucha por la salud. El Acuerdo Nacional puede ser el ágora donde se geste.
5.- Alza de
precios daña a hogares y empresas. Antes del Covid 19 el poder adquisitivo de
la población ya había perdido impulso, lo que se agudizó con la pandemia.
Ahora, con la subida de combustibles, alimentos y la moneda extranjera, las
alzas impactan sobre una demanda débil dañando a familias y negocios pues se
trata de economías familiares agobiadas desde el verano de 2020.
6.- Salvar emprendimientos
y empresas. La crisis generada por la caída de la demanda de bienes y servicios
(por ejemplo, del turismo nacional y extranjero, la comida fuera de casa y servicios
conexos) deja ver la poca resiliencia o capacidad de superar la adversidad de actividades
productivas claves para el empleo. Es imperativo salvar emprendimientos y empresas
que tanto esfuerzo demandó crear.
7.- Nuevos negocios
y conocimientos. En medio de las crisis que agobian al país (incluyendo la
incertidumbre política), hay que destacar eventos como el ‘Taller de Validación
de la Hoja de Ruta Tecnológica de Ingredientes Alimentarios’ (Produce) para detectar
oportunidades, diseñar y exportar productos agroindustriales con alto valor
agregado. Nuevos productos para nuevos mercados.
8.- Capacidad
de gestión, el cuarto elemento. Hay que insistir que la naturaleza e intensidad
de los rezagos productivos del país requieren, además de mano de obra, materias
primas y capitales, destrezas gerenciales para detectar oportunidades y diseñar
los modelos de negocios que permitan hacerse un lugar en los mercados.
9.- Grandes
ciudades y vulnerabilidad. El crecimiento poblacional y la migración han convertido
al Perú en un país de ciudades con altas concentraciones y crecientes
necesidades de bienes y servicios, sin que haya evolucionado al mismo tiempo la
promoción del empleo, de la producción y su diversificación. Asimismo, quedó atrás la planificación urbana
y el cuidado del medio ambiente.
10.- Tejido
económico y digitalización. Se trata de una trama con un sistema dependiente de
pocas actividades primarias (commodities),
con una débil industria nacional y unos servicios que no se han digitalizado lo
suficiente. Solamente pensar en la comercialización de alimentos detenida en el
siglo XX o antes, que impide una formación de precios que beneficie al
productor y consumidor.
Si el país
no recupera pronto el paso su sistema productivo puede sufrir pérdidas que
tomaría años recuperar. Estamos en un momento único en el que el tamaño de los desafíos
que se viven -agravados por la pandemia- obliga a rediseñar las reglas y acuerdos
que nos permitan recuperar el empleo, fuente de ciudadanía y dignidad.
Haciendo Futuros
www.haciendofuturos.blogspot.com
Piura, Agosto 11, 2021
Sugerencia de lectura
El
economista Jorge Chávez Álvarez, presidente ejecutivo de la empresa consultora
Maximixe, destaca en su columna
de los lunes (09/08/2021) elementos de la coyuntura económica a tener en
cuenta.
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