Camote, innovación y reinvención
Luis
Ginocchio Balcázar
Innovación
no sólo consiste en introducir novedades en el proceso de producción y
distribución de bienes y servicios. Incluye también transformaciones de ideas,
actitudes y conductas que asimilan nuevos aires y responden a variados
desafíos. La capacidad de transformarse está directamente relacionada con el
potencial de una persona o entidad. Para esto se debe tener un buen mecanismo
para acopiar información del medio que rodea a personas y entidades a nivel local,
regional, nacional e internacional.
Durante la
década pasada la economía peruana aumentó su dependencia de la producción y
exportación de materias primas (la llamada reprimarización) provenientes de
recursos naturales. En mucho menor grado creció la producción de bienes con
alto valor agregado, que es la actividad que genera mayor empleo y riqueza. Con
el régimen actual esta tendencia continuó y de seguir así se afectarán
seriamente las posibilidades de desarrollo, tanto por su limitada y sesgada contribución
social (empleo y riqueza) como por la alta volatilidad de las cotizaciones de
las materias primas. Esto lleva a buscar nuevos caminos y sistemas de promoción
de la innovación en busca de la diversificación de la producción y las
exportaciones. La vía es el fomento selectivo de las inversiones que permitan
nuevos negocios basados en la diferenciación, el talento y la investigación, en
concordancia con las necesidades y oportunidades del mercado, y nuestras
ventajas comparativas.
De alimento
barato a insumo hi-tech
En este
marco, es muy agradable presentar el caso del rústico y popular camote, que ha
generado proyectos que despiertan expectativas pues relacionan ciencia,
agricultura, tradición y progreso para varias regiones del Perú. Como se
recuerda, la ciencia investiga y genera inventos que son transformados en
conocimientos tecnológicos y luego en productos mediante el esfuerzo de
innovadores, pensadores creativos y emprendedores. La innovación convierte a
los inventos en productos que solucionan problemas de personas y empresas. Es
el modo como se valida socialmente la investigación, atendiendo los mercados de
consumo e industrial. Por eso la innovación es un puente entre la tecnología y
las necesidades del público y sirve al desarrollo nacional.
Esto es
importante pues ha surgido una oportunidad en la Unión Europea, que ha decidido
que a partir del 2010 sólo se podrán utilizar bolsas de materiales que sean
biodegradables (hasta hoy se usan bolsas de plástico de origen sintético, no
degradables). El inmenso mercado de envases está, pues, a la búsqueda de
plásticos que una vez desechados se puedan reintegrar al ciclo biológico
(sustancias que se descomponen con relativa rapidez debido a la acción de
organismos como bacterias y hongos). Hoy se investigan nuevas materias primas
para los envases con base a camote, algo que parece increíble.
De este modo
los polímeros derivados del petróleo (polietileno, la base del plástico)
cederían el paso a los polímeros derivados del ácido láctico, generado por hidrólisis
del almidón y la fermentación de los azúcares del camote. Asimismo, el petróleo
y la gasolina se reemplazarán por el etanol a partir de caña de azúcar, sorgo,
camote o yuca. Así, la agricultura, como fuente de materias primas renovables,
y la industria, como actividad transformadora y generadora de valor agregado,
han de combinarse de modos novedosos para enfrentar eficiente y sosteniblemente
los desafíos de este siglo.
Es
imperativo encontrar nuevas formas para motivar a los inversionistas privados,
al Estado, ONGs y otras instituciones a desarrollar proyectos muy relacionados
con las potencialidades y problemas del país. Por ejemplo, existe un proyecto
que aún no ha despertado el interés esperado en medio del hambre que asuela los
estratos más pobres de la población y de la necesidad apremiante de conseguir
opciones rentables para el agro nacional. El afamado Centro Internacional de la
Papa (CIP) de Lima ha desarrollado en 2003 una "papilla" como
enriquecido lácteo a base de camote, que demostró ser efectiva y económica para
familias con niños menores de 3 años, pero que como tantos otros buenos
proyectos está encarpetado. Aunque se necesita investigar algunas cuestiones
agronómicas, químicas y económicas, lo más importante ya está: el mercado potencial.
Materia
prima versátil con muchos derivados
El camote se
muestra muy versátil. Sus derivados tienen potencial para el mercado de consumo
(elaboración de galletas y licor) y para el mercado industrial (alimento para
ganado porcino, materia prima para la fabricación de etanol y para la
elaboración de plástico biodegradable - los llamados bioplásticos). Algunos
datos numéricos: el camote puede competir con la caña de azúcar como fuente de
etanol. En las actuales condiciones una hectárea de camote morado puede rendir
5,000 litros de etanol/ha en cinco meses (6,500 m3 de agua). La caña de azúcar
en Brasil llega en promedio a 7,000 litros/ha pero el camote lo hace en la
mitad del tiempo que demanda la caña. Los cubanos siembran 60,000 ha de camote
y procesan la mayor parte de la cosecha y en forma semilíquida alimentan
cerdos, aprovechando toda la energía calórica residual de su avanzada industria
azucarera. El etanol reemplazará a la gasolina en 7% a partir del 2007 en
nuestro país.
Y con mejor
tecnología (riego por goteo y variedades superiores) la productividad del
cultivo del camote sería aún mayor y el consumo de agua menor reduciéndose el
costo por litro. La harina de camote puede reemplazar en un 25 a 30% a la de
trigo en galletas (en pan sólo hasta el 8%) lo que traería un ahorro de unos 15
millones de dólares/año, al menos en menores importaciones trigueras. Una
empresa peruana ya está comercializando ‘Shochu’,
el licor de camote típico de Japón. Es un buen ejemplo. También es posible que
el país defina una fuente de energía que pueda reemplazar al maíz como materia
energética para la alimentación de porcinos y ganado lechero. Se trata del
camote líquido con una producción de materia seca el doble que la del maíz por
hectárea.
Consorcio
entre universidades y empresa
Por eso es
digna de resaltar la organización de un consorcio entre la Universidad Nacional
Agraria, Universidad Ricardo Palma y la Universidad Nacional de Trujillo, en el
que también participa la empresa SweetPerú, que investigan la fabricación de
plásticos a base de camote. Pero no es fácil. Estos estudios requieren
inversiones y recursos que no existen en el país y recién a partir de junio
entrante se podría utilizar el Fondo de Investigaciones de un crédito del BID
por US$35 millones.
La
innovación está cuajando en los emprendedores y empresarios peruanos. No
obstante que distinguidos hombres de negocios como el Ing. Rafael Quevedo (La
Libertad) están trabajando eficazmente con camote y otros cultivos innovadores,
no se percibe que la mayoría de agentes productivos nacionales se haya
convencido que sin generación de diferencias y atributos en productos actuales
o la incorporación de nuevos, será muy difícil que el país se haga un lugar en
los mercados de alimentos, bebidas y fibras.
Reinvención,
menos harina y más postres listos para consumir
Así las
cosas, el mundo de la industria y el comercio avanzan. En el reciente evento
ferial del PMA (Produce Marketing
Association) en Atlanta, EE.UU, la más importante feria de alimentos
frescos de esa nación, en los puestos de los países hispanos se ofrecían degustaciones
de productos con base a frutas nativas (ya no sólo harina de lúcuma como en
años anteriores sino postres con lúcuma listos para comer). De otra parte, el
envase cobra cada vez mayor importancia en el mundo moderno y el predominio de
los plásticos hoy es impresionante. Trabajar en este campo abre las puertas a
negocios de volumen insospechado ya que en el mundo se procesan miles de
toneladas de resinas plásticas diariamente.
Es necesario
establecer los acercamientos entre las diversas empresas y entidades públicas y
privadas para organizarse y diseñar un plan con sus lineamientos estratégicos y
acciones inmediatas, identificar a las personas responsables y establecer
plazos. Para apoyar la labor de estas entidades hace falta financiar las
investigaciones y promover las alianzas con otros institutos fuera del Perú,
que estén trabajando temas afines, tejiendo al Perú en las redes del
conocimiento. Hay que pasar a la acción ya mismo.
Versión 2, revisada
el 23.1.2006
Nota 1. Una
versión previa del presente artículo fue publicada en el suplemento dominical
Semana del diario El Tiempo (Piura). 22 Enero 2006. Nota 2. El autor agradece
los valiosos aportes del Ing. Daniel Reynoso y del Ing. Luis Paz Silva para la
preparación del presente artículo.
Fuente. Blog
‘Perú en rumba’ (Plan para
construir un país de gente feliz). Juan Infante Alosilla. 24 Enero 2006
Piura, 28 Junio 2020
www.haciendofuturos.blogspot.com
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