Alimentación, agro y pandemia
Luis Ginocchio Balcázar
No cabe duda que uno de los
sectores clave de la emergencia sanitaria que vive el país es el sistema
alimentario. Cada día se ve con más claridad que uno de los sustentos del
sistema de salud pública es el que produce los alimentos que consumimos día a
día.
Pero revisemos brevemente los
componentes del sistema alimentario nacional que son críticos para garantizar
un abasto constante y variado. Son seis subsistemas, productores, acopio y
logística, procesamiento, comercio, consumo y gestión de residuos. Veamos los
puntos más álgidos de la crisis del sistema alimentario, agudizada por la
pandemia:
1.- Los productores,
agricultores, ganaderos, artesanos alimentarios rurales (pequeñas fábricas de
lácteos, cárnicos, panes, etc) recolectores y también los pescadores. Todos
ellos tienen dificultades para contactar con compradores, transporte y
servicios logísticos para llegar a los centros de consumo. Esto lleva a caída
de ventas y menores precios por sus productos.
2.- La proximidad a la siembra y
las cosechas introduce otro serio problema pues los alimentos en su mayoría son
perecibles, esto es su calidad se deteriora con el paso de los días. Peor aún,
se requieren recursos para contratar servicios y comprar insumos para realizar
las labores culturales decisivas para los buenos resultados del cultivo.
3.- Asimismo, ya es notorio durante los días de aislamiento
social, que los mercados mayoristas y minoristas, son lugares donde se
concentra mucho público, comerciantes que van a surtirse y de los hogares en
busca de precios cómodos. No obstante la presencia de bodegas en los barrios, que
venden abarrotes y frescos, los consumidores prefieren los mercados.
4.- Como ya se ha tratado el tema
de la comercialización
agroalimentaria en nuestro blog Haciendo
Futuros, la desconexión entre la producción y la demanda es clamorosa, lo
cual se agudiza debido a la carencia de plataformas informáticas que enlacen
valles productores y centros de acopio en zonas de producción con los mercados
de las ciudades.
5.- Esta renovación de la
distribución de alimentos, enlazando los mercados mayoristas de la capital –GMML,
Huamantanga, Unicachis, Jicamarca, Ciudad de Dios y Conzac- con los grandes mercados minoristas, requiere una
nueva forma de ver la alimentación, como aliada de la salud y el desarrollo
productivo. Una red que equilibre eficiencia, equidad y sostenibilidad.
6.- Este sería un proyecto
multisectorial que parta de definir al ente rector del sistema alimentario
nacional, que coordinará con los tres niveles de gobierno, estableciendo las
bases de datos de productores, procesadores, comercio y consumo a nivel
nacional; y planificando las actividades y equipos para renovar la
infraestructura desde el acopio hasta los residuos.
7.- Un país con la diversidad de
especies, variabilidad dentro de ellas y tantos ecosistemas, con cocinas
regionales de riqueza extraordinaria, una gastronomía con gran agenda pendiente
y un turismo a ser apoyado sin demora, necesita convertir esas potencialidades
en empleo, prosperidad en regiones y
actividades productivas basadas en la investigación e innovación.
8.- Impresiona que el campo, que
produce la mayor parte de los alimentos, haya ingresado al nuevo siglo con tanta
pobreza y marginación. Y casi a un mes de la emergencia las débiles economías
campesinas están sufriendo graves daños. Por tanto, son urgentes las medidas de
subsidio y créditos blandos para garantizar el abasto de alimentos.
9.- El subsidio podría ser: a)
para los productores más pobres, aislados y perjudicados por la caída de la
demanda y precios; b) para los que están en cosecha o entrando a cosecha, como
los paperos, que podrían incurrir en serias pérdidas; y, c) para quienes sembrarán
para continuar el abasto; d) para quienes no podrán sembrar por la menor
demanda.
10.- Finalmente, se tendría que
organizar un comando de apoyo al campo que se encargue de los planes de trabajo
a implantar, conseguir los datos y acordar con los sectores y niveles de
gobierno las decisiones correspondientes. El país tiene una antigua deuda con la
agricultura familiar y la mediana agricultura que abastece las mesas
nacionales. Es hora de la acción.
Pascua de Resurrección
Buen Artículo, esperemos que el Gobierno haga algo por los pequeños productores de la Agricultura Familiar; pues hasta ahora a pesar del peso positivo importante en esta emergencia sanitaria; no se les toma en cuenta. Para dar normas a favor de los pequeños productores se les hace muy complicado...y ronda la pregunta ¿porque?
ResponderBorrarEfectivamente tiene mucha razón, el artículo menciona los puntos álgidos de nuestra precaria agricultura. No se está haciendo nada para enfrentar el futuro, de cara a las negociaciones realizadas por nuestro país en la que se ha comprometido alta tecnología y renovación total de nuestra idiosincrasia. No podremos enfrentar el ingreso de productos foráneos si no empezamos a cambiar, me refiero a los tratados comerciales q ya están en marcha y en donde se fijan plazos para liberar el ingreso de muchos productos q aquí producimos y q en otras latitudes se obtienen con mejores costos. Si no hacemos un cambio radical la pequeña agricultura desaparecerá. No es un deseo, si no una advertencia. Por lo demás, basta con leer el capítulo de liberaciones del TLC con USA para ver lo q se nos avecina.
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