Juan Zúñiga Sañudo, in memoriam

Luis Ginocchio Balcázar 

Nota. Este artículo en homenaje al periodista y economista Juan Zúñiga Sañudo (1944-1993) fue publicado hace más de 30 años. Esta versión añade algunos párrafos gracias a la gentileza de la familia de Juan, que agradecemos. Por la vigencia de su pensamiento comparto con los lectores de ‘Haciendo Futuros’ esta semblanza de un gran piurano, que, sin haber nacido en el terruño, brilló con luz propia.
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Transcurre la mañana de un soleado día de Fiestas Patrias. De pronto, el teléfono nos anuncia que ha fallecido nuestro querido amigo Juan Zúñiga Sañudo. Ha callado prematuramente la pluma del especialista en temas económicos, que sábado a sábado nos entregaba, desde su sección ‘La Economía’ del diario «El Comercio», una síntesis del acontecer de la hacienda nacional. 

Juan ha dejado de escudriñar -con su visión siempre optimista- los pliegues de la compleja dinámica económica del Perú. Leerlo nos hizo reflexionar sobre el intrincado mundo cuantitativo del país, y de las agudas aristas subjetivas del acontecer económico. 

Informador eficaz supo lograr el equilibrio entre el concepto y la noticia. Entre la teoría -muchas veces un tanto aséptica- y la información, ágil y oportuna. Juan fue también asesor del Banco Central de Reserva del Peru, labor que le permitió afianzar y acumular sólidos conceptos sobre los problemas que afligen a la economía nacional. 

Juan colaboró en que los peruanos conozcamos mejor la inflación, el efecto que trae sobre el sistema económico la precariedad de las finanzas públicas, las distorsiones cambiarias y el alto costo del dinero bancario. Su sentido de la solidaridad lo hizo crítico de los monopolios y carteles, que tanto daño hacen al país. En una de sus recientes crónicas resaltó la necesidad que existe en el país de contar con un sistema de ahorros que proteja los saldos del efecto inflacionario, sistema que -según recordamos lo escrito por Juan- está ya legislado, aunque pendiente de cumplir. 

Cuando en 1985, una empresa de Florida, EE. UU, inició una demanda ante los tribunales de comercio internacional de esa nación, contra los procesadores y exportadores peruanos de aceite destilado de limón, el diario «El Comercio», con el concurso de Juan, realizó una valiosa campaña de divulgación, la que concluyó dos meses después, con el éxito de la causa peruana en Washington, D.C. 

Evocamos “La Economía” del 22 de junio de 1991. Juan nos refiere la trayectoria del Inti hasta llegar al Nuevo Sol, y el paralelo deterioro de la calidad de vida de los peruanos (‘Símbolo de un desastre’). Luego comenta las ideas de la destacada economista británica Rosemary Thorp, y su crítica a las ‘versiones extremas del mercado’, con ausencia de ayudas sociales del programa económico (‘Ustedes son especiales’, 4.7.92). 

El dilema entre devaluación traumática y ‘enfermedad holandesa’ (sobrevaluación de la moneda nacional o retraso cambiario) es debatido en ‘Consenso, FMI exige menos’ del 26.12.92. Sus crónicas desde Hamburgo de abril pasado nos trajeron la ‘nueva cultura productiva, y sus esquemas de organización empresarial’, así como el futuro de los comportamientos rentistas-monopólicos. 

Cuando hace pocos meses, el Perú consiguió refinanciar con el Fondo Monetario Internacional parte de la deuda externa -el primero de los tres capítulos de la reinserción-, Juan comentó en sus columnas: ‘El objetivo es regresar a la senda del crecimiento, siguiendo políticas de mercado abierto, y redistribuir los beneficios entre todos los peruanos’. 

Su trabajo como periodista también se enriqueció por su versación en temas de agricultura. La modernización del agro fue uno que le cautivó. Los interesados en el futuro del agro del Perú -vital sector económico y gran generador de empleo- podrán reconocer que las páginas del diario «El Comercio», se constituyeron -con el trabajo de Juan y su equipo de colaboradores en Lima y ciudades del interior de la república-, en el pulso de la vida agraria nacional. 

Si conocemos a las personas por sus frutos, Juan Zúñiga Sañudo sembró la semilla del conocimiento y de la ponderación. Juan ha sido llamado en hora temprana de su provechosa existencia. Lo recordamos a través de la lectura de su extensa obra, cuyos planteamientos le sobreviven [1]. 

Apunte biográfico 

Juan Alberto Zúñiga Sañudo fue un notable periodista peruano en temas económicos y un estudioso de la producción y los negocios en el Perú. Nació el 26 de enero de 1944 en el extranjero (Sao Paulo, Brasil), donde su padre ejercía funciones diplomáticas. Hijo de Alberto Zúñiga Carlín y Leonor Sañudo Dinatale, siendo Juan el primero de seis hermanos. Al fallecer su padre a temprana edad, mientras se desempeñaba como cónsul general del Perú en Buenos Aires, Argentina, la viuda con sus seis hijos retornaron a Lima y luego se establecieron en Piura.  

Fue precisamente en esa ciudad norteña que Juan estudia en la Gran Unidad Escolar San Miguel y al culminar su secundaria viaja a Lima para seguir Economía en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Al mismo tiempo laboraba en el diario «La Prensa» iniciándose como reportero de locales, policiales y luego en temas económicos. A sus 25 años, ya en el diario «Correo», a propuesta de Luis Banchero Rossi, retorna a Piura como director del diario «Correo». Posteriormente, va a Petróleos de Perú y en seguida a «El Comercio» llegando a liderar la página Económica. 

Un profesional versátil, sus capacidades y aguda mirada lo llevaron a viajar por el mundo convocado por el FMI y el BIF. El prestigiado Enrique Iglesias solía expresar que cuando requería un comentario serio y reflexivo acerca de la situación económica del país llamaba a Juan Zúñiga Sañudo. Su vida la pasó entre lecturas de realidad económica peruana y latinoamericana, así como las obras literarias de Borges, García Márquez y Vargas Llosa. Demócrata e independiente, cercano al poder no aceptó oferta alguna de aquel mundo, distinguiéndose por su bonhomía, sencillez y don de gentes.   

Juan dejó huella en los diarios en que trabajó.  Vivió los tiempos de las reformas económicas siguiendo de cerca el CCD con la Constitución de 1993, promulgada pocos meses después de su partida, que ocurrió sorpresivamente en Costa Rica el 28 de julio de 1993, saliendo de una reunión alrededor del desempeño de las economías del subcontinente. Su sepelio en Lima fue una demostración de aprecio y pesar de instituciones y personas de la economía, política y el desarrollo. 

Empresa de EEUU demanda a agroindustria del aceite esencial de limón peruano 

Con fecha 10 de junio de 1985 el diario «El Comercio» informaba en primera plana (‘Ponen luz roja en EE.UU. al aceite de limón. Somos el segundo productor mundial, después de México’). Una empresa de Florida, EE. UU había demandado a los productores y exportadores de aceite esencial de limón peruanos, solicitando a la Comisión de Comercio Internacional (en adelante, CCI) sean establecidos aranceles compensatorios hasta por un 70% del valor FOB y de esa forma equiparar un reintegro tributario (llamado Cértex) en similar porcentaje -que según la demandante- constituía un subsidio velado y desleal a la agroindustria del aceite de limón peruano. 

Esta amenaza para la agroindustria del limón (ya en ese tiempo un cultivo expectante para la agroindustria peruana), motivó que el Comité de Productores y Exportadores de Aceite Esencial de Limón, que operaba con apoyo de la Cámara de Comercio de Piura, se reuniera con prioridad y decidiera el envío de una delegación para reunirse con los abogados especializados en Washington D.C. Presidió la delegación el Ing. Eduardo Espinosa Burneo, reconocido empresario de la agroindustria del limón, productores y profesionales conocedores [2]. 

La empresa demandante, Parman Kendall, pretendió impedir el ingreso al mercado de EE. UU del aceite esencial de limón, que se procesa en treinta plantas agroindustriales situadas en los depar­tamentos de Piura y Lambayeque principalmente. Se exportaban hasta US$2 millones de dólares anuales con tendencia al alza. 

La empresa presentó su de­manda el 30 de mayo, ar­gumentando que el aceite esencial de limón peruano "ha afectado los intereses de los productores nor­teamericanos de aceite de limón al incurrir en prácticas de ’dumping’ (precios de venta por debajo del costo de producción), dado que los exportadores peruanos gozan de ’sub­sidios’ (que atribuían al Cértex y al Fent, reintegro tributario y financiamiento de las exportacio­nes)”. 

Tanto los productores peruanos como muchos de los importadores [3] (de varios países) de la esencia sostuvieron que la denuncia no tenía ba­samento pues los aceites que supuestamente compiten (el peruano con el de Florida) no son iguales ni botánica ni técnicamente. La agroindustria del limón en Perú se inició en 1968 en el Alto Piura con la Cooperativa Chulucanas (Coochul) y en ese momento ya era la segunda en la oferta mundial después de México [4]. Las plantas de procesamiento aprovechan los ex­cedentes de limón que no reúnen cualidades para el mercado fresco. En ese momento habían sembradas más de 12 mil hectáreas de li­món, las que, de ser aceptada la demanda ante la CCI, correrían el riesgo de desaparecer. 

Se contrató al estudio de abogados de Washington, ‘Law Office of Larry Klayman’, que re­presentaría a los agroindustriales peruanos cuando se realice la audiencia ante de la Co­misión de Comercio Internacional, armando en conjunto la estrategia de defensa. A los productores exportadores les preocupaba que, como con los textiles, se les obligue a renunciar al Cértex. 

No es fácil olvidar la decisiva participación en la audiencia ante la CCI del diplomático Alfredo Valencia Paz, agregado de negocios en la embajada peruana en Washington D.C. Valencia participó en la audiencia de la ITC por la demanda contra productores y exportadores peruanos. Cuando se reclamaba la imposición de enormes aranceles compensatorios contra las importaciones a EEUU de aceite esencial de limón (acusadas de dumping), que hubiesen sido el fin de esa agroindustria, el señor Valencia Paz pidió la palabra. Le fue concedida y expresó que un país como Perú, con tan poca tierra arable per cápita, tenía que idear medidas de apoyo para que surjan nuevas agroindustrias exportadoras como la del aceite de limón. La intervención de Valencia Paz fue decisiva para completar el éxito peruano. 

El diario «El Comercio» del lunes 11 de julio de 1985, en primera plana, comunicó al país del éxito de las gestiones de defensa del aceite de limón (‘Aceite de limón seguirá con luz verde en EE. UU’). Esa fue una de las primeras demandas ante la CCI que fueron superadas evitando daños a las empresas nacionales.  Precisamente fue Juan Zúñiga Sañudo y su equipo de periodistas y contactos del decano de la prensa nacional quien apoyó a esta agroindustria en esos momentos tan retadores hasta ganar la causa en Washington D.C. 

Haciendo Futuros
www.haciendofuturos.blogspot.com
Piura, Mayo 28, 2025


 



[1] Publicado en la revista ‘Época’, Piura, en fecha y volumen por precisar. 

[2] Entre los integrantes de la delegación del Comité de Productores y Exportadores de Aceite Esencial de Limón destacan Eduardo Espinosa Burneo (+), Héctor Parodi Vasallo (+), Juan Brescia Lugón, Liliana Canale (FOPEX) y quien esto escribe.
[3] Los clientes de los aceiteros de limón son los fabricantes de saborizantes y aromáticos, que abas­tecen a las transnacionales Coca Cola y Pepsi Cola, entre otros usos agroalimentarios y farmacéuticos. 
[4] Conviene aclarar que nuestro limón es una ‘lima’, llamada comúnmente limón sutil o lima mexicana, Citrus aurantifolia Swingle, con un perfil aromático muy distinto al del limón californiano o italiano (Citrus limon).

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