Perú, boutique de alimentos ‘hi-tech’
Perú se
esfuerza para encontrar su lugar en la división del trabajo internacional. Para
ello cuenta con la tradición agraria que viene del Incario y con diversidad de
especies y alta variabilidad dentro de ellas, como en el ají y sus centenares
de versiones, una de las bases del futuro de la gastronomía y nuevas industrias.
Convertir
estas ventajas en competitividad requiere personas con habilidades y
conocimientos. Algunos de estos ya están disponibles y otros habrá que encargarlos
a los científicos y técnicos innovadores. La visión y empuje de empresarios con mundo y
afán de logro es fundamental. El reto es desarrollar productos con alto
contenido tecnológico con base a la diversidad biológica nativa tanto para el
mercado nacional como el externo.
Por
ejemplo, derivados de la papa, choclo, ajíes, quinua, maca y tarwi. Sin duda
que esta agenda no desmerece los esfuerzos de quienes han alcanzado liderar la
oferta mundial de espárragos, uvas y pimientos.
Pero para un país con tan escasa tierra agrícola per cápita es necesario
un marco legal de promoción de inversiones en productos de alto valor. Esto es,
con mayor contenido tecnológico.
Perú está
llamado a ser un país exportador de alimentos únicos, que van desde insumos
hasta ingredientes naturales para diversas industrias y alimentos preparados de
alta gama. Por eso, revisemos algunos
planteamientos y reflexiones como aportes al debate sobre la urgente
diversificación de la producción nacional:
1.- La
diversidad cultural y biológica son fuentes de competitividad. Convertir a la biodiversidad
en productos que atienden expectativas del mercado es el primer reto. Lo mismo
ocurre con los productos y servicios a partir de la cultura. Ambas metas quedan
más claras con el avance de la cocina peruana, aliada del turismo.
2.- La
boutique y los productos únicos. Perú tendrá que difundir por el mundo las más
sabrosas y vistosas papas de colores, los ajíes con las notas de sabor más
increíbles, los lupinos (tarwis) con mayor contenido proteico. Y todo ello
conservando sus sabores, aromas, texturas, colores y contenido nutricional
natural.
3.-
Incorporar a la gran región de la Amazonía es otro de los elementos de esta
ecuación naturalista. Reconociendo que este pulmón del clima mundial requiere
cuidados, habrá que crear las actividades productivas sostenibles y la oferta
de servicios a la ecología mundial, por los cuales recaudar fondos de
conservación.
4.-
Visionar al Perú futuro como país industrial es también un enorme desafío. La
merma del espíritu de transformación industrial de los peruanos es uno de los
costos más altos de la segunda parte del siglo XX. Ahora no caben lamentos sino
un trabajo arduo con las entidades privadas y públicas relacionadas con la
transformación.
5.- El
tema de las capacidades y la cercanía a la tecnología es un gran punto pendiente.
A un país con el potencial y singularidades del Perú le corresponde invertir en
actitudes y saberes de negocios para el desarrollo de productos de media y alta
complejidad tecnológica, en los diferentes sectores productivos.
6.- El rol
del Estado y su cercanía a los inversionistas y emprendedores es un duro eslabón
de esta cadena de cambios. Como se sabe, debido a que la mayoría de los
conocimientos necesarios para desarrollar productos a partir de la biodiversidad
son bienes públicos, es vital que el Estado participe subsidiariamente en su
promoción.
7.- Y no nos
referimos solo a los polifenoles (del camu camu) o los lipofílicos (de la lúcuma)
sino a derivados industriales de la papa de consumo nacional, cuyas enormes
cosechas (sembradas sin tener compradores), destruyen la rentabilidad de sus
agricultores, ubicados en zonas de clima hostil en los altos Andes.
8.- Tampoco
se invierte lo suficiente en generar conocimiento sobre los estilos de
alimentación de las culturas del Perú profundo. En conocer sus tradiciones que
han logrado sobrevivir al arroz y los fideos. Y, atención, en el rescate de esas
culturas y sus hábitos de consumo existen opciones de investigación y
desarrollo tecnológico.
9.-
Entonces, hay que reiterar la importancia para el desarrollo territorial del
logro de acuerdos sociales mínimos en cada distrito y provincia, que concedan
el peso específico a las inversiones en educación, cultura, investigación y
tecnología, para la innovación y se pueda enriquecer su oferta a los mercados.
Al cierre,
citando a un lector de este blog, efectivamente ‘en Perú no existe el necesario
eslabón intermedio en la cadena, situado entre la academia y las empresas, que
permita convertir investigación (generación de conocimiento) en innovación (aplicación
de ese conocimiento a la creación de riqueza a través de la agregación de
valor). Un eslabón que suele ser además de carácter público-privado
(combinación de iniciativa privada y apoyo público). La obsolescencia
tecnológica de la mayoría de sus industrias (las industrias peruanas), en
particular la alimentaria en la fase post-cosecha, es consecuencia de esta
carencia’.
Luis Ginocchio
Balcázar
Lima, 28 de agosto de
2018
https://haciendofuturos.blogspot.pe/
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